Situada en una parcela con una acusada pendiente y sujeta a una normativa urbanística exigente, esta vivienda se concibe como una respuesta serena y respetuosa con el lugar. El proyecto se adapta al terreno de manera natural, emergiendo como un volumen que se apoya sobre la ladera y se abre al paisaje, enmarcando la silueta de la montaña de Montserrat en el horizonte.

El acceso se produce desde la planta semisótano, a nivel de calle, desde donde una escalera interior conecta con la planta baja, que acoge la zona de día, abierta al exterior y bañada por la luz natural. En la planta superior se organiza la zona de noche, con las habitaciones orientadas hacia las vistas más privilegiadas, buscando la calma y la conexión directa con el entorno.